lunes, 25 de febrero de 2008

65. CALLES VIAS



La remodelación total que pronto o tarde se llevará por delante la estación del ferrocarril de Logroño y su antiguo gran espacio de acceso (vergonzoso parking de pago acotado por aceras y biondas aún llamado "plaza de Europa") acabará también y para siempre con uno de los genuinos diseños de calle jamás visto: el de esta “calle vías” por la que se ha venido accediendo a ella desde que se remodeló la plaza (si la memoria no me falla, hace ya unos veinticinco años).

Como es sabido y puede verse en la foto, el diseño consiste en quitarle a la calle todas las ventajas de la flexibilidad que da el movimiento lateral de los coches para que funcione con la rigidez propia de las vías del ferrocarril. Con toda la lógica del mundo este diseño nació en nuestra ciudad justo en el vial de acceso a la estación del tren cuando la plaza de Europa se convirtió en un feísimo parking privado y la necesaria calzada para descargar o cargar viajeros en la puerta de la estación la partieron en dos mediante un bordillo central. El ingeniero diseñador dedicó la vía de la derecha (algo más estrecha) a los taxis, y la izquierda (algo más ancha pero en la que no caben dos vehículos a la vez), al paso de cualquier otro vehículo. En ambos casos, todo coche que se pare tapona necesariamente su vía, impidiendo que cualquier parada, descarga, espera o despedida de viajeros se pueda realizar con normalidad.

Ingenioso ¿verdad? Pues han pasado años y años y no he oído o leído ni una sola queja. Creo que este tipo de diseño se aplica ya con “notable éxito” a los carriles-buses de Madrid para que los autobuses no se puedan adelantar unos a otros, y también a todas las vías “rápidas” para que no pueda uno desacelerar, desplazarse lateralmente y parar en sus márgenes o viceversa. A falta de trenes, algunos nostálgicos van convirtiendo las calles y carreteras en vías (de tren).

Pero en Logroño está el prototipo pues lleva ya veinticinco años jodiendo a quienes llevan o van a recoger a un viajero a la estación del tren. Yo lo declararía por lo tanto “patrimonio nacional” y lo salvaría con mucha más razón que la dichosa estación.

(Nota de la Redacción sep 2015: Cascote obviamente desaparecido, aunque ha brotado nuevamente en muchísimos otros lugares)