martes, 18 de marzo de 2008

73. EL JUICIO DEL TIEMPO









Las revistas de arquitectura elevan a los altares a sus arquitectos favoritos en el mismo momento en que se inauguran los edificios (¡e incluso antes!), pero la buena arquitectura es como el vino, sólo se sabe si es buena cuando envejece bien.

Cuando se inauguró la estación de Atocha de Rafael Moneo, las revistas nos inundaron de fotos, reportajes, entrevistas y salmos, y ya entonces mostré mis más que razonadas dudas en el artículo que publiqué en elhAll con el título “Las verdaderas fotos del lugar Atocha” -que puede leerse pinchando sobre su título.

Hace unas semanas volví por el lugar y tomé estas fotos. El lamentable espacio desolado que denunciaba en las fotos 2, 3 y 4 de aquel artículo se había convertido en un vacío parking igualmente desolador. La rampa de acceso al mismo estaba inutilizada, y más atrás, el gran paso de cebra por el que se accedía a la estación desde el Reina Sofía (foto 1), había sido anulado. Las tiendecitas del muro lateral que supuestamente habrían de dar vida al lugar, estaban todas cerradas y abandonadas detrás de una valla. Y para más INRI, había que ver las farolas que han puesto a la entrada de la vieja marquesina de la estación.

Sí, claro, ya sé que el responsable de todos estos desmanes no es el arquitecto del proyecto original, pero cuando una arquitectura en vez de mejorar y crear vida en torno a sí, se degrada y deteriora de esta manera, es que era de mala pasta.