jueves, 25 de marzo de 2010

136. CUATRO CANTONES. Logroño

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Volvemos al Casco Viejo de Logroño, mejor dicho al Cascote Nuevo de Logroño, aquel que fuimos visitando entre los números 86 y 93 de ente blog con partes de guerra sucesivos. No por no visitarlo no merma, que va, parece que incluso la destrucción se acelera. A este ritmo es posible que se les ocurra soterrar hasta el Camino de Santiago, que según dicen, pasa por aquí.

El agujero que vi hace unas semanas en Cuatro Cantones tiene dimensiones de cráter. La secuencia de fotos que puse en el LHDn36 ha quedado ampliada, de momento, con la foto que he puesto arriba. Digo de momento, porque uno de los más prestigiosos arquitectos locales está haciendo en el boquete nada menos que un Centro Cultural del Vino, ele, a mayor gloria del gobierno socioregional de Santos Varea. Habrá nuevo Cascotón, lo habrá.

La secuencia completa del lugar actual es la que se ve a continuación:





Y la demostración de que están “rehabilitando” la Casa de la Virgen, hace un par de años así,...



es ésta:




Animo y a por las iglesias, que ya queda poco.

lunes, 22 de marzo de 2010

135. VIELLA, Valle de Arán

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Adivine Vd. cuál de las cuatro casas la ha diseñado un arquitecto titulado. Del puente y de calamidades mucho mayores en el valle, hablaremos otro día.


martes, 16 de marzo de 2010

134 FACULTAD DE MEDICINA DE VALENCIA (II)

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Ah ah ah, las barandillas de la escalera de la reforma del magnífico arquitecto Alfonso Casares Avila que vimos en el post anterior (lo de magnífico es un calificativo que le propina Javier Aruzmendi, así que... San Pedro se lo bendiga) no era un pequeño fallo exterior sin importancia, qué va, era el signo fatal de lo que nos encontramos detrás de la fachada: una espantosa remodelación, rehabilitación, reforma, intervención o lo que sea, que ha arrasado con el viejo encanto de este edificio casi centenario. Adiós carpinterías de madera, adiós a la escala de las puertas, adiós tablones de las notas, adiós bedeles en el hall, a la secretaría, a la reprografía, adiós a las circulaciones en claustro, adiós patio..., y adiós, adiós, D. José Luis Oriol Urigüen. Ahora se entiende que le hayan quitado el nombre de la fachada. El tal Alfonso Casares Avila ha destrozado la Facultad con la “arquitectura de nuestro tiempo” y para muestra unas imágenes de ese interiorismo monumentalista, anodino, frío, feo, “moderno” y ¡¡¡¡satánico!!!! que ha metido ahí este “experto en arquitectura hospitalaria”.

En la foto de arriba, el pobre Ramón y Cajal. Le han puesto en medio como si de un tirano se tratara. Quizás estaba antes ahí, no sé, pero seguro que entre el barullo de cosas que tenía el hall no se le notaba tanto. Medios pasillos, vacío en los rincones y una decoración de cenotafio. Eso sí, en el techo un detalle de modernidad arquitectónica manifiesta. Qué horror.





Los pasillos son de este pelo, cálidos y acogedores.





Y aquí el patio, donde Casares no tiene empacho en copiar la fachada rayada de la maternidad de Moneo en Madrid, dar un aire de modernidad al lugar con escaleras de hormigón, pasarelas, envidriados, aceros corten, chinilla y... ¡un olivo! ¡que no falte un pobre olivo en la nueva arquitectura!, en ese obligado paso por el patio desde el hall a la Biblioteca.





Tusquets decía que la escalera había desaparecido en el arte de la arquitectura, pero para D. Alfonso Casares Avila no. Una escalinata circular ha sido sustituida por una mareante triangular kahniana de tres tramos y las escaleras laterales, por las que tanto hay que subir y bajar ahora para sortear los taponamientos en las circulaciones en claustro, tienen el inconfundible sabor de la tecnología de la chapa.




¿Hay crítica en la arquitectura? ¿Hay críticos en Valencia? ¿Hay Escuelas de Arquitectura por allí? Madre mía. Yo no he oído nada pero igual haberlos haylos. ¡Como me gustaría recibir algún apoyo desde allí! El interior reformado de este edificio debería ser de visita obligada para todos los estudiantes de arquitectura del futuro.

Ya lo veis, tiras tiras de unas barandillas de pega y te sale un Cascotón.

martes, 9 de marzo de 2010

133. FACULTAD DE MEDICINA. VALENCIA

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Alarmada por las obras en la puerta de mi casa, la corresponsal de Cascotes en Valencia me remitió hace unos días la fotografía que podemos ver arriba con la consiguiente advertencia: cuidado no os coloquen unas barandillas como las que han puesto en la reciente reforma/rehabilitación de la Facultad de Medicina de Valencia. Terrible ¿verdad?. Como a un Cristo dos pistolas.



Aún me adjuntaba otra foto más, en la que, gracias a la calidad de su cámara, se podía ver en el rincón de la entrada el viejo detalle de la firma de los arquitectos del edificio.



Pero hete aquí que hay tomate. Leemos bien a pesar de lo emborronado de la chapa: A. Fungairiño, arquitecto y A. Casares, arquitecto.

La Guía de Arquitectura de Valencia, editada en 1996 por su Excmo Ayuntamiento (y adquirible en librerías, no como la de Logroño, ah) dice que el proyecto del edificio fue de José Luis Oriol Urigüen, y que dirigieron la obra Alfonso Fungairiño Nebot y Luis Albert Ballesteros.

¿Por qué borrar de la tran traída y llevada Memoria Histórica (mejor Memez Histérica) el nombre de Oriol? Un vistazo a la wikipedia nos puede dar la clave: además de arquitecto, Oriol fue uno de esos empresarios vascos cuya vida y economía creció enroscada al régimen de Franco.

Pero con sorpresa incluida, porque la O del Talgo, ese tren orgullo técnico de este país, es la de su apellido: Tren Articulado Ligero Goicoechea (el ingeniero) y Oriol (el empresario). Vaya con la Memoria...

He aquí al prócer vasco:



Y aquí el otro edificio que menciona la wiki sobre su carrera de arquitecto: el actual Hotel AC Palacio del Retiro (con iluminación de película de terror).



Sobre el arquitecto A. Casares, probable arquitecto autor de la reforma, caiga la ignominia de nuestros Cascotes. Y que a poder ser, pillen debajo esas barandillas.

Completo la información con dos fotos de Google para que se vea el verdadero valor urbano del edificio que, obviamente, no radica en asuntos estilísticos (como apunta la mencionada y típica guía) sino en esa rotunda capacidad de hacer ciudad.