sábado, 19 de febrero de 2011

169. VALLECASCOTES (III). O BABELCAS

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En su marcha hacia Oriente vieron una llanura y dijéronse unos a otros: vamos a hacer ladrillos y a cocerlos al fuego. Se sirvieron de los ladrillos como de piedra, y el betún les sirvió de cemento. Era la tierra toda de una sola lengua y de unas mismas palabras pero se pusieron a edificar una ciudad y una torre cuya cúspide llegara a los cielos con la idea de hacerse famosos por si tuvieran que dispersarse sobre la faz de la tierra, pero cuando Yavhé bajó a ver las obras confundió sus lenguas para que no pudieran entenderse los unos con los otros. Y así, al de la derecha le dio el Moneo, lengua que desde la Maternidad de Madrid se habla haciendo rayas horizontales pase lo que pase por debajo, al del centro le dejó al pobre con la vieja jerga de los ventanales y barandillas de cristal y a los de más allá les dió el Koolhas para que ni se entendieran entre sí ni con los demás. Y vio Yavhé que era bueno y al lugar lo llamó Babelcas.



Y es que sólo en Nombre del más Grande pueden los humanos asomarse al balcón o mirar por la ventana y bendecir al Altísimo de la Arquitectura por haberles regalado esas rayitas que ahora les ponen a los arquitectos más que las de coca. Jrande es el Señor y larga es la lengua de sus Profetas. Pero no se me tranquilicen usarcedes creyendo que esto de las lenguas es algo que afecta no más que a la piel del edificio, pues cuando se habla en Koolhas las contorsiones han de afectar a la volumetría en general...


... y a los pequeños detalles en particular:


Mi Enrique, que vive justo enfrente, en una pobre casa sin atributos, se preguntaba por los desolados aspirantes a piso de protección oficial a los que le hubiera tocado la planta baja..., aunque... mira qué parking les han puesto, coño (¡con dos señaleeees! y bolaaaardos, señores), y rejaaaas para que no entren los yonkis, y sombra para el verano delante de sus ventanalessss:


No contento Yavhé con confundir a los arquitectos, hizo lo propio con los urbanistas, mezclando lenguajes a la última con detalles chungalís donde los haya (al fondo, al otro lado del parking de minusválidos la casa de Enrique).


Aquí los bancos del encuentro entre calles:


Más allá del edificio Piramidones (lo llamo así por lo de las pirámides truncadas del remate, o... por el dolor de cabeza que da verlo, tan gris y verde él, con el agua escurriendo por sus lisos paramentos), ya ve Vd como Yavhé no aparta su mirada de Babelcas y sigue castigando la vanidad de sus hacedores confundiéndoles las lenguas. En el bloque en construcción de más allá, la cosa viene en grandes paramentos verticales color naranja.


Alabado sea el Señor, por siempre sea alabado.
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