viernes, 11 de enero de 2013

234 y VI, GETAFE- URBANIZACION



La primera vez que me puse a investigar Getafe con Google Earth y sus fotos estuve a punto de llamarla CIUDAD DEL AGUA, tal iba siendo mi sorpresa al ver la cantidad de fuentes que tenía. Fuentes de todos los tipos, de luz y aspersión:


Fuentes con escultura


De estanque y surtidores


O de imponentes cascadas arquitectónicas:


Pero después de mi paseo por su centro urbano a finales de septiembre, y tras un extraño dejà vú que tuve en sus calles, pensé que le podía cuadrar mejor un hermanamiento con Baracaldo o Sestao y llamarla CIUDAD DEL HIERRO. Pasando un verano en una ciudad escocesa me percaté un día de que muchas de sus casas unifamiliares con jardín delante tenían todas las rejas metálicas cortadas de raíz. Pregunté por tan extraña mutilación y me explicaron que durante el transcurso de la Segunda Guerra Mundial la gente donó las barandillas de sus casas para contribuir a la fabricación de armamento, y que pasados los años lo habían dejado así como orgullo patrio. 


No está claro que esta crisis no nos vaya a llevar a otra gran guerra, pero lo que parece evidente es que los adosados de Getafe no van a tener que realizar el tipo escocés de donación individual porque con desmontar los bolardos que han puesto los ayuntamientos españoles en sus ciudades durante estos últimos diez años tendríamos para tantas bombas como las que se tiraron sobre Alemania. 


Qué pasión la de nuestros arquitectos urbanizadores por el bolardo, y qué bonitos y naturales que quedan cuando los coches les dan un golpecito y acaban mirando para uno y otro lado. 


Cuando se pase la Guerra y no quede bolardo sobre explanada de adoquín, habrá que recordar a las futuras generaciones que la bolarditis fue una infección de la profesión de arquitecto urbanizador que tuvo su auge en el cambio de milenio y que a falta de vacunas tuvo que desaparecer con una Gran Guerra porque no se veía otro modo de quitarlas de en medio. 

Adoquines a manta y bolardos en serie fueron fiel reflejo del dinero que corría por las arcas municipales cual agua de las fuentes, pero entre los escombros de los bombardeos habrá que hacer igualmente inventario de otro tipo de despilfarro público que también empezó a ponerse de moda por entonces en la urbanización pública: la de los contenedores subterráneos de basura.


También tuve aquí un pequeño dejà vú con un día que bajaba de dar un paseo por las caminos de Navarrete, historia que ilustré con una foto en la que se puede ver que aún le queda mucho a Getafe para llegar a los niveles riojanos de emoción estética:


Lo bueno de las filas de contenedores sobre los paramales de adoquines prefabricados es que se camuflan bastante bien entre las filas de bolardos, y el paisaje urbano adquiere un pintoresquismo singular:



De todos modos, la pieza del mobiliario urbano donde el toque artístico se hace más notorio, es la farola getafeña, que con su trazo espontáneo y curvilíneo consigue perfectamente suplantar en eficacia y belleza a cualquier tipo de molesto arbolado urbano.  


 Mismo da que nos imaginemos inexistentes aligustres, que lo comparemos con decrépitos cedros supervivientes:


La farola getafeña rellena con gracia cualquier rincón y es tan versátil lumínicamente hablando, que lo mismo sirve para un farol que para dos..


¡e incluso para tres! ...en puntos tan singulares y necesitados de luz como la plazoleta de la catedral:


Otra pieza arbórea singular del nuevo gusto urbanizador son los tiestos aéreos, del que también en Getafe hay laguna muestra brillante.




Lo que no hay forma de integrar con el adoquinado, el bolardeado y el arboricidio general son los juegos infantiles, pero eso es porque todavía no se los han dado a diseñar a arquitectos. Tiempo al tiempo.


Getafe es un laboratorio de ideas arquitectónicas al que las Escuelas de Arquitectura deberían prestar mucha más atención de ahora en adelante. En la evolución de sus fuentes, rotondas, tipologías residenciales, esculturas o mobiliario urbano, la arquitectura en general se juega su futuro.  



No es de extrañar que una de las nuevas y  prestigiosas universidades madrileñas se haya instalado también en Getafe para seguir el fenómeno a pié de calle. A la vista de las fotos del campus todo parece indicar que lo han hecho en viejos cuarteles militares lo que podría alejar el fantasma de la Guerra que acabaría con los bolardos. 


Aunque el depósito que utilizan para su rótulo, ...lo mismo es el que alimenta secretamente a las muchas fuentes municipales. 

Sea como fuere y antes de dejar esta maravillosa ciudad reflejo fidedigno de lo mejor que las Escuelas de Arquitectura Españolas han producido en el último cuarto del siglo pasado, detengámonos a contemplar cualquiera de sus paisajes, estos mismo que les dejo aquí abajo, y pensemos. Pensemos. Pensemos un poco. Sólo un poco. 



¿Es tan difícil?