jueves, 17 de enero de 2013

235. CENICERO, LA RIOJA. CASAS DE PUEBLO Y CASAS DE ARQUITECTO



Quedan tan pocas que cada vez son más objeto de mi admiración. Me refiero a las casas de pueblo de la segunda mitad del siglo diecinueve, primer cuarto del veinte. Dando un paseo el domingo pasado por la "ciudad" de Cenicero (un pueblo que es ciudad por su generosa colaboración con las víctimas del accidente de ferrocarril del puente de Torremontalbo) vi estas dos y me dije de guardarlas en una foto. La de la izquierda parece estar cerrada; la de la derecha, bastante poco cuidada. Pero la sobriedad de sus paramentos y color, la continuidad histórica del patrón de los balcones o la ordenada composición de sus huecos tienen una calidad urbana dignas de aprecio. Casas hechas por maestros de obras. Una vez más diré que fue el arquitecto Carlos Lloret el que me enseñó a apreciarlas en su justa medida cuando estuvimos buscando por los pueblos de La Rioja casas solariegas de dos siglos atrás.

Tranquilos, que no me he equivocado de blog; que no os habéis equivocado de blog. Ahora viene el Cascote. En la misma calle central de Cenicero la cámara de fotos se me fue hacia estas otras dos casas... "de arquitecto".


Qué mamarrachos, por dios. Qué falta de urbanidad. Qué concepción de la arquitectura más caprichosa y egocéntrica. Seguro que la de la derecha habrá sido propuesta para premio del Colegio de Arquitectos de La Rioja o algo así. Con esa entrada en diagonal forrada de madera... Y ese acero corten de los antepechos del presunto mirador. ¿Cómo no se dan cuenta los arquitectos de su falta de sensibilidad? ¿Cómo no se enseñan estos despropósitos en las Escuelas de Arquitectura para que no se produzcan? Yo no quiero reconocimiento alguno por lo que aquí escribo, pero por favor, lectores de Cascotes, difundan estas noticias a sus amigos arquitectos, a los allegados de los arquitectos y a los profesores de los arquitectos para que dejen de joder los pueblos con su ausencia de criterio, su ausencia de urbanidad y su ausencia de buen gusto.Para que revisen de una vez por todas su zarrapastrosa profesión.