miércoles, 7 de octubre de 2015

349. CELOSÍAS BELGAS



Yo nunca había sido euroescéptico pero este verano visitamos la capital del Euro y toda mi fe empezó a tambalearse. Sin ir más lejos, y como prueba un botón, a cuatro pasos de la plaza más bonita del mundo (como rezan los folletos turísticos de Bruselas) encontramos un edificio que parecía querer competir con las viejas filigranas pétreas de la ciudad. Fue un pequeño despiste cartográfico, una leve salida del circuito turístico, una de tantas sorpresas que Bruselas tiene escondidas para el buscador de arquitecturas y fiel europeísta.


En el localizador del final del post pueden encontrar su ubicación exacta. Al margen del asunto de la celosía y del amable diseño del piso llano para con los peatones de la calle, la rotunda geometría rectangular de su planta fue el origen de nuevas perspectivas en el barrio.


Aunque hay que admitir que la reciente plantación de bolardos ha contribuido no poco a amenizar alguno de los pintorescos rincones creados por el celosíaco edificio.


Lo más notable, sin embargo, es la integración en el entorno. Tan notable que no me he conformado con la foto que hice hacia un lado de la calle y he buscado en google street view la perspectiva opuesta.


Ahora no me pregunten por el mamotreto blanco que se ve al fondo. Nos dio también mucho miedo pero creo haberles asustado ya bastante por hoy. Sobre todo porque fuimos a Bruselas pensando que Europa era más que nada esa espléndida plaza llena de turistas y a la que nos despistamos un poco dimos con lo de siempre: más cascotes de Uropa.