sábado, 28 de noviembre de 2015

360. MICHELLE DE LUCHI versus MASSIMILIANO FUKSAS



Este es Michelle de Luchi, la viva imagen del genio, o del artista. O del predicador. Como Ricardo Aroca pero en milanés. ¿Cómo llegó Ricardo Aroca a director de la Escuela de Arquitectura de Madrid o a Decano del Colegio de Arquitectos? La explicación sólo puede estar en el estado de la Escuela de Arquitectura de Madrid y su Colegio de Arquitectos. O de la profesión en general. Conocí personalmente a Ricardo Aroca en los debates que hubo en Madrid para salvar de la quiebra a la Mutua de los Arquitectos (la llamada ¡Hermandad!). Cuando todos los datos racionales indicaban que si seguíamos en un sistema de reparto íbamos a perder todos los dineros, Aroca capitaneaba la posición de que siguiéramos en el sistema de reparto. Todo un visionario. Fue difícil vencerle. Me imagino que ahora estará ya cobrando de la Hermandad salvada contra su voluntad. Pero ay, no era  Aroca el personaje del día, ni mucho menos. Como tampoco lo es Hans Poelzig, el arquitecto que eligió August Sander para realizar la fotografía del arquetipo del arquitecto:


Qué grande Sander. Lo clavó. Un visionario. Como Aroca, o como de Luchi pero sin barbas, con gafas Corbu y flequillo pre-beatle. Un arquitecto como debe ser.


Nada más fácil que descubrir a de Luchi entre empresarios y constructores georgianos. Podía ser el pope del primer vertido de hormigón en esta obra de Batumi, pero no, es el arquitecto, el artista. O sea, lo mismo.

De Luchi se hizo famoso cuando el diseño de muebles se convirtió en una patochada aplaudida aquí por Juli Capella y Quim Larrea.


Sólo era cuestión de tiempo ver su olímpico salto del dicoño a la arquiteculo. La sorpresa ha sido descubrir dónde.

¿Dónde?

Pues en Tiblisi, Georgia.


Allí les ha hecho unas cosas, que ni el Oscar Niemeyer. Esto por ejemplo es el Ministerio de Asuntos Internos.


Que da una perfecta idea de por dónde van los asuntos internos de Georgia. También les ha hecho un puente que no es puente sino pasarela y que eleva el ánimo a todo el que pasa por allí y que como no podía ser menos, se llama "de la Paz", ahí es na.


Me quejaba yo de las tonterías de pasarelas de por aquí (v Cascotes 317) pero eso es pecata minuta para la que les ha colocado de Luchi en Tiblisi.

El problema de de Luchi es que en la propia Tiblisi se ha encontrado con la horma de su zapato, es decir, con la competencia de un italiano de la capital, o sea, de Roma, que en el mismo estilo acristalado democrático transparencia política o judicial les ha colocado un Ministerio de Justicia cubierto de setas:



y un auditorio o... audiloquesea, que le llaman el boomerang y que lo mismo mira paquí que pallá:


Gensanta, qué chisme.


El arquetipo de arquitecto que representa Fuksas está más en la línea agresiva o Nouvel, que en la vertiente visionaria de de Luchi





Esta diferencia de arquetipo o de pectaculo  nos puede ayudar mucho a la hora de descubrir quién de los dos es el autor de esa cúpula tipo Reichstag con que se adorna el Palacio Presidencial de ahí arriba, enfachado por lo demás de columnas y frontón.

Por el Cascote anterior sabemos que de Luchi ha preferido acristalar Batumi con una torre flácida e incluso rendir tributo a la vieja arquiteplanto socialista mediante ese churro que veíamos al lado de una bonita rotonda y que lo recuerdo por si se les ha olvidado:


En mi inmensa ignorancia yo creía que España era uno de los países más adelantados en la carrera por la arqui-ridi-culez, pero ya ven que a la que te despistas te llegan dos italianos a un país excomunista y te dejan en la cuneta.