lunes, 20 de febrero de 2017

434. MAGNITOGORSK



Desde que cerré Cascotes ahora viajo por el mundo sin complejos y con mucha mayor tranquilidad y tiempo libre. Y si ayer estaba en el altiplano boliviano hoy me adentro más allá de los Urales para visitar la célebre Pittsburgh soviética, una de las ciudades más contaminadas del mundo, orgullo del primer plan quinquenal estalinista donde las cifras actuales de malformaciones infantiles parecen ser de escándalo. Y es que, aunque la perestroika invirtió grandes sumas en adecentarla, no se ve que la arquitectura actual ayude mucho.


Estas deben de ser la casas de la perestroika.... Ahhhh.


Y estas..., las que hicieron Ernst May and Company cuando allá por el comienzo de los años treinta decidieron que los logros de la arquitectura moderna y de vanguardia debían aplicarse a un país revolucionario y comunista y no en los escombros de la Europa burguesa:


Aún con todo, la disposición de los bloques en el espacio parece pensada para despistar a la aviación burguesa:


O para no ver lo que de todos modos se ve al otro lado del río Ural:


Una de las concentraciones siderúrgicas más grandes del mundo donde con solo entrar ahí y respirar un rato se te hace un músculo de acero.


y te salen novias koljosianas juntando hoces con martillos en el cielo de París...


...para desafiar a la torva águila puesta enfrente por Speer:


Pero antes de hacer el acero, hay que picar las minas, y allí nos encontramos a Stajanov batiendo records con su martillo:


Magnitogorsk se construyó al ladito de una montaña de hierro que a fuerza de stajanovistas y de hacer tanques y obuses se ha quedado escalonada tal y como para plantar almendros o naranjos:


La imagen de arriba es la vista con relieve de google. Las dos siguientes son de Panoramio. ¡Gloria a las armas de google!


Y con tu espíritu.


Pasadas las piedras rojas por el fuego, esperan un nuevo destino en la parte norte de la ciudad :


Todo es jrande en Rusia. Los problemas de insalubridad hicieron que el acceso a la ciudad estuviese prohibido a partir de 1937, aunque por lo general la movilidad interna en la extinta URSS debió de estar tan prohibida como la externa. Cosas que no sabíamos y de las que ahora nos vamos enterando.


Pero la verdad es que habiendo tanto espacio en el interior de las manzanas de Magnitogorsk, no le entran ganas a uno ni de moverse.


Aunque una de las cosas que más nos sorprenden de nuestra rápida visita al paraíso perdido comunista es esa inmensa trama de caminos de barro con dachas que rodea a la arquitectura de vanguardia (o de choque).


He intentado tomar fotos de estas zonas pero en cuanto bajo con el google street view me pierdo y tengo que volver a coger altura. Y eso porque el coche de google no se ha atrevido a entrar por dentro y sólo pasó por los exteriores.


Se ve que los del plan quinquenal pensaron ya por entonces que en el siglo XXI íbamos a viajar sin movernos de casa.

De ahí que acabemos nuestro viaje volviendo a las grandes avenidas de la arquitectura de choque, preludio de la ciudad de autovías que la España Capitalista y Burbujera haría suya antes incluso de acabar el siglo XX (ya verán en el siguiente viaje, ya...)


Gracias a la edificación en altura y la amplitud de la avenidas, desde las ventanas de sus apartamentkichis podemos seguir mirando con orgullo que les ganamos la partida a Pittsburg, a Glasgow y a Barakaldo todas juntas:



Y en invierno, hasta podemos bajar al río a pescar sentaditos en el hielo del río Ural:


Gloria a Google Earth.
Y con tu espíritu.